Como conferenciante de temas motivadores, Caroline Adams Miller conoce bien el uso de ejercicios mentales para conseguir objetivos.
Sin embargo, un ejercicio que le pidieron probar la tomó por sorpresa el año pasado.
Todas las noches debía pensar en tres hechos positivos que le hubiesen sucedido ese día y analizar por qué ocurrieron.
En teoría, ese ejercicio debía aumentar su sensación general de felicidad diaria.
“Pensé que era demasiado simple como para ser efectivo”, afirmó Miller, residente en Bethesda, Maryland.
El ejercicio de pensar en tres cosas positivas está entre los puestos a prueba por un grupo de la Universidad de Pensilvania, en voluntarios como Miller.
Mucha gente desea ser más feliz ¿Qué puede hacer? Es allí donde entran estos estudios.
“Estos ejercicios hacen que la gente se concentre más en los episodios positivos que pasan al olvido por las frustraciones diarias”, dijo Acacia Parks, del estudio.
Un segundo método que parece promisorio hace que la gente descubra sus puntos fuertes mediante un cuestionario especializado, y que elija los tres más salientes.
Luego debe aplicar uno o más de ellos de un nuevo modo, diariamente, durante una semana.
Esos puntos fuertes incluyen factores como la capacidad para reconocer el humor o para entusiasmarse: la apreciación de la belleza y la curiosidad.
La idea del ejercicio es que aplicar algunas de estas características puede ser un modo positivo de desarrollar actividades satisfactorias.
Más claves. Otro método bajo estudio es hacer que la gente disfrute los hechos placenteros cotidianos, como un baño caliente.
Además, se prueban ejercicios como escribir aquello por lo cual se quiere ser recordado, para ayudar a encauzar las actividades diarias hacia esos objetivos.
En un experimento, a los participantes se pidió que practicaran regulares actos de amabilidad, como abrir la puerta a un desconocido o lavar los platos de un compañero de habitación por 10 semanas.
La idea era mejorar la imagen de sí y promover acciones positivas con otros.
Otros métodos que parecen prometedores incluyen pensar en el día más feliz de la vida una y otra vez, sin analizarlo, o escribir cómo estará uno de aquí a 10 años, suponiendo que todo salga bien.
Como sucede con las fórmulas para bajar de peso, los resultados de los ejercicios para aumentar la felicidad pueden variar.
Sin embargo, estos simples ejercicios se muestran promisorios en las investigaciones acerca de cómo ser más feliz, no solamente un día o dos, sino a largo plazo.
Al parecer, la felicidad requiere de esfuerzo y trabajo. Además, no todo es “rosa”, la tristeza es parte de la vida y abre nuevas formas de ver a los demás.
No hay fórmulas mágicas .
Libros poco serios Sin fórmulas mágicas. No escasean los consejos para ser más feliz, como lo demuestra cualquier librería donde abundan obras sobre el tema.
“El problema es que la mayoría de los libros no ese basan en investigaciones rigurosas”, afirmó Sonja Lyubomirsky, psicóloga en la Universidad de California, en Riverside, que conduce ese tipo de estudios.
Agregó que hay muy pocas investigaciones serias sobre cómo ser más feliz porque muchos investigadores lo consideran un tema inútil.
“Pensamos que cuando obtengamos determinados objetivos seremos felices. Pero una vez allí, necesitamos de nuevas metas y actividades”, dijo su colega Ed Diener.
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La Motivación
La motivación es un tema esquivo y la mejor definición la dio Peter Drucker: "Todo el mundo habla de motivación y lo único que sabemos de ella es escribir libros sobre el tema´.
Y es que la motivación se nos escapa, en buena parte porque hay que hablar de automotivación al tratarse de algo de nuestro interior que no se puede sino inducir pero que no es facil que el destinatario se motive por ello.
Si solo se tratara de un estímulo emocional sería apenas una reacción sin mayor significado porque no es sencillo obtener una respuesta permanente debido a que la motivación es volátil, breve y efímera.
Y es que motivare es el origen del vocablo moverse hacia algo y también origina el término motor. Es lo que mueve a la gente sin otro interés que las ganas. Todo lo que mueve por interés de dinero, de premio o trofeo, es decir todo aquello que es un estímulo material se denomina incentivo.
Hace unos años, en un seminario que dicté en La Habana, me preguntaron cuál era la diferencia entre ambos y pregunté a mi vez si sabían lo que era una jinetera, lo que los tomó de sorpresa porque nadie por entonces se atrevía a mencionar la palabra en un país en el que se eludía el tema de la prostitución; algunos asintieron de mala gana y entonces pude dar el ejemplo: cuando una jinetera hace el amor y te cobra, es que está incentivada, pera si no te cobra es porque esta motivada.
La otra diferencia entre ambos vocablos la tuve hace unos años en Costa Rica cuando La Liga Deportiva Alajuelense punteaba cómoda el campeonato pero comenzó a perder partidos y Saprissa se le acercaba peligrosamente; el sábado siguiente jugaban los dos equipos y los de la Liga estaban nerviosos, me llamó Oscar Hernández y me pidió ayuda: una charla para motivar a los muchachos de la primera división, pero le expliqué que si en las empresas la motivación es auto motivación, en fútbol es jugar bien o pagar incentivos y que siendo profesionales, lo mejor era ofrecerles S10 mil a cada uno por el gane.
Me insistió ya que el había asistido a seminarios míos y me convenció cuando me dijo que de todos modos los jugadores se divertirían y les serviría de relax. Así que llegué el viernes por la noche al Club del Golf donde estaban concentrados, acompañado por Alonso Solano, fanático liguista que me rogó que lo llevara aunque fuera para pasar las filminas.
Cenamos con los jugadores y me tocó departir con Alvaro Mesen que me conocía porque estudiaba administración de empresas y Pablo Izaguirre quien me resultó muy agradable pese a que había jugado en Independiente de Avellaneda, e eterno rival de Racing el único club que ha ocupado mi corazón.
Alonso ní comía por mirarlos embobado.
Después vino la conferencia, escucharon con interés y respeto y tras los aplausos se despidieron y el portugués Farinha me premió con un abrazo. Parte de las palabras mías al terminar el partido fueron expresadas por el capitán y al dejarlos, Oscar Hernández dijo que si ganaban me llamarían nuevamente para el partido siguiente y le respondí diciéndole que si ganaban gracias a mi charla para entonces yo estaría como motivador del Inter de Milán.
Alajuela ganó el campeonato pero esa mañana del sábado perdió con Saprissa 4 a 0. MÍ hijo Polo me llamó y me dijo: "Pa, quedó demostrado que el marketing deportivo no existe".
Cuando me invitaron semanas después ,a los festejos me excuse: a mi imagen marketinera solo lo que faltaba que me consideraran, un brujo de Escazú, pero fracasado.
"Tapón" de emociones
Es preocupante que las personas no puedan llorar, pues pueden mostrar signos de agresividad o irritabilidad Así como algunas personas lloran a la menor provocación, hay otras que se angustian porque aún cuando mueren de deseos de llorar y dejar escapar fuertes emociones que les oprimen el pecho, no brota de sus ojos ni una lágrima. Esta situación debe ser motivo de preocupación.
La doctora Karen Martínez, catedrática auxiliar del Programa de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, comenta que cuando una persona no puede llorar, por alguna razón tiene un "tapón" de emociones.
"A los profesionales de la salud mental nos preocupa aún más esto que alguien que esté llorando todos los días, pues (quien llora) busca la manera de que las emociones fluyan. Las personas que están conteniendo las emociones en cierta manera están bloqueando, tratando de reprimir ese sentimiento tan fuerte que en algún momento va a salir", advierte.
El peligro radica en que esa emoción se exprese de una manera adversa como irritabilidad o agresividad. Cuando se llora, las emociones fluyen sin hacer daño a nadie. "Hay que dejarle a la persona el espacio para el llanto. A veces, en los primeros momentos de una pérdida la persona entra como en un estado de "shock", pero sí llega el momento en que tiene que haber esa expresión de la emoción", explica Martínez.
Respecto a la afirmación de que "los hombres no lloran", esto es lo que la doctora tiene que decir: "Es mucho más difícil para ellos llorar, pero los estudios han mostrado que es un conclusión realmente social. La conexión emocional con el llanto es exactamente igual en las mujeres que en los hombres. Hay que permitirse llorar, y si eso es lo que el cuerpo te está pidiendo no hay nada malo en llorar. Llorar no te hace menos hombre".