domingo, 13 de diciembre de 2009

¿Conocer gente por Internet?

Merlina Meiler

Categorías: Solos y solas En estos días está muy de moda conocer gente por Internet. Ya has agotado todos los recursos que tenías a tu alcance para relacionarte con una persona que esté sola (amigos, familiares, vecinos, etc.) y al tener una computadora disponible, estás tratando de relacionarte con alguien en sitios de chat, páginas personales y afines.

Conozco varias parejas felices que se han vinculado por primera vez por este medio, y también sé de cantidades de intentos fallidos. Algunas personas lo siguen considerando algo que jamás harían, pero está comprobado que es un medio para conocer gente, como cualquier otro… ¿cómo cualquier otro? Es preciso tener ciertos recaudos para que la experiencia sea lo más gratificante posible.


En primer término, es preciso saber que, al menos en un principio, estamos en el mundo de la fantasía. Podemos decir cualquier cosa, aunque no lo hagamos, y nos pueden decir cualquier cosa (algo que sucede en muchas oportunidades). Veamos si con el correr de los emails, la persona es consistente en lo que dice, o cambia su discurso (¡prestémosle atención a nuestra intuición y a nuestra memoria!).

Luego, no depositemos todas nuestras esperanzas en esta persona, como si fuera la tabla de salvación que nos hará dejar de estar en soledad y llenará los vacíos existenciales que tengamos. Al igual que la gente que conozcamos por otros medios, nadie completará tu vida, si tú previamente no te abocas en asumir y subsanar los problemas emocionales que tengas.

Tercero, trata de que esta relación no te saque de la realidad. Si pasas más tiempo delante de la computadora que fuera de ella, ¡te estás perdiendo de vivir la vida real!

Cuarto, intenta hablar por TE con esta persona (o por Skype o cualquier programa de voz para Internet). El tono de voz es esencial para dilucidar si realmente nos agrada nuestro interlocutor.

No des información sobre tus finanzas, ni la dirección de tu casa o de tu trabajo. Si acuerdas encontrarte en persona, que sea en un lugar concurrido, con buena iluminación. Si eres mujer, llega sola y vete sola, que no te pase a buscar por tu casa. En caso de dudas, puedes llevar a un amigo o amiga para que se siente cerca de tu mesa, ¡no importa la edad que tengas! ¡La seguridad es lo primero!

Aunque el hombre (o la mujer) que hayas conocido parezca adorable y sincero, espera hechos bien concretos (no sólo palabras bonitas) para saber si le abrirás tu corazón, o si prefieres continuar en la búsqueda.

Por último, nunca pero nunca te conformes con menos de lo que mereces.

Romances virtuales

Merlina Meiler

Categorías: Solos y solas En estas épocas en que es tan sencillo conectarse a Internet, se dan cada vez más y más romances “virtuales”. Por nuestra necesidad de comunicarnos, nos contactamos con alguien que está del otro lado de una computadora (en foros, lugares de encuentros o páginas personales), comenzamos a chatear o a intercambiar emails, y, en muchísimos casos, comienza una relación amorosa.

El amor puede comenzar de cualquier modo, y conocer gente por Internet es algo muy común hoy en día, para gente de todas las edades. ¿Quién no conoce alguna pareja o matrimonio cuyo primer contacto fue en la red? Tiene grandes ventajas: es cómodo, económico, no hace falta que salgas de tu casa, ¡ni que te quites el pijama! Todo este ambiente de familiaridad puede hacerte bajar la guardia y jugarte en contra, al hacerte sentir demasiado “a gusto” con quien está del otro lado, diciéndote cosas bonitas que deseabas escuchar, acompañándote cuando lo deseas… Abrir la casilla de mensajes y encontrar un correo electrónico de la persona que nos desvela es un placer enorme, comparable al que sintieron nuestros abuelos y nuestros padres/madres al recibir una carta de sus amores. Pero ellos sí se habían conocido personalmente de antemano, o los había presentado una persona en común que sabía de quién se trataba nuestro interlocutor (o interlocutora).

Amores imposibles o por concretarse, platónicos, a distancia, imaginar a alguien sin cara, sin cuerpo y sin voz, de la manera en que lo soñamos… todo esto parece ser irresistible a la hora de emocionarnos por alguien que hemos conocido por Internet. Por nuestro deseo de estar acompañados y en una pareja estable, podemos creer lo que no es o pasar por alto detalles que nos indicarían que algo no es de la manera en la que lo describen. Zygmunt Bauman, en su libro “Amor Líquido”, expresa que los hombres y las mujeres estamos “desesperados” por relacionarnos. Intentar relacionarse desde la desesperación de la soledad o de encontrar una pareja a cualquier costo puede causar que obviemos detalles importantísimos (que de otro modo, notaríamos), o no preguntar por miedo a una desilusión – lo esencial es cuidarnos a nosotros mismos, no vivir ensimismados en ilusiones propias que depositamos en otra persona, y abocarnos a saber quién es realmente esa persona que se muestra tan amable y atractiva por la red.

Te propongo que, si no tienes pareja, consideres el mundo de Internet para buscarla. En este mundo todo es posible, el único requisito necesario, a mi modo de ver, es tener mucho cuidado, corroborar que lo que te dicen sea consecuente con sus acciones y abrir tu corazón con el tiempo, a medida que se vayan tratando y la otra persona te vaya dando razones inequívocas para que confíes en él o ella.

¿Cuál es tu opinión sobre los romances por Internet?