martes, 24 de junio de 2008

Acoso moral

Acoso moral propiamente dicho se desarrolla en dos fases: la primera es la fase de seducción perversa por parte del agresor, que tiene la finalidad de desestabilizar a la víctima, de conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás; y la otra, es la fase de violencia manifiesta.

ACOSO MORAL



Aprender que amar no es exigir sino respetar a la otra persona tal y como es, y comprender que son compañeros en un camino que no se sabe hasta dónde llegará.


Existe la posibilidad de destruir a alguien sólo con palabras, miradas, mentiras, humillaciones o insinuaciones, un proceso de maltrato psicológico en el que un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro. Es a lo que denomina violencia perversa o acoso moral.

El acoso moral propiamente dicho se desarrolla en dos fases: la primera es la fase de seducción perversa por parte del agresor, que tiene la finalidad de desestabilizar a la víctima, de conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás; y la otra, es la fase de violencia manifiesta.
El primer acto del depredador siempre consiste en paralizar a su víctima para que no se pueda defender. Pretende mantener al otro en una relación de dependencia o incluso de propiedad para demostrarse a sí mismo su omnipotencia. La víctima, inmensa en la duda y en la culpabilidad, no es capaz de reaccionar.
Todos estos son una serie de comportamientos deliberados del agresor destinados a desencadenar la ansiedad de la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva, que, a su vez, genera nuevas agresiones.

ESTOS INDIVIDUOS POSEEN MUCHO MIEDO A LA PÉRDIDA: Los manipuladores cotidianos establecen relaciones en las que arriesgan poco. Normalmente es la otra persona quien soporta el peso del vínculo, tanto en términos afectivos como económicos. Ademas poseen falta de responsabilidad, actitudes de desamparo, extorsión emocional y una alegre y despreocupada visión de la vida.Esto implica evadir las obligaciones y responsabilidades; y utilizar excusas para justificar sus propias conductas. No le permite trabajar a su pareja y en otros casos le permite cargar con el peso económico del hogar.Se aprovecha de la mujer, dejando que le pague todo o en ocasiones hasta que lo mantenga.
Generalmente cuando trabaja no comparte el dinero.Podría pensarse que solo mujeres con poca preparación y con bajo nivel socioeconómico caen en las manos de los abusadores afectivos, pero no es así ya que se dan casos, y no pocos, en los que mujeres que tienen preparación y solvencia económica también son victimas de este tipo de abuso. En definitiva se puede decir que un hombre que abusa de la mujer en cuestiones de afecto, economía o control de actitudes, es indudable que no la quiere como pareja, y una mujer sometida a sus caprichos y antojos llega a ser mas que una dependiente del hombre, una adicta a esa relación y por eso soporta todo.

Se marca la falta de respeto a la dignidad de su victima ; el desconocimiento de su valor como ser humano, en lo que atañe a su libertad, a su autonomía, a su derecho a orientar la vida de acuerdo con su propia decisión acerca de lo valioso, de lo que vale la pena elegir como persona.Es egoísta cruel y dominante no dejan crecer nada a su alrededor, son "vampíricos".

Puede parecer seguro de sí mismo, incluso arrogante, pero en el fondo se siente vulnerable, temeroso...

Este tipo de perversos son considerados como psicóticos sin síntomas, que encuentran su equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no sienten y las contradicciones internas que se niegan a percibir. Presentan una ausencia total de interés y de empatía por los demás, pero desean que los demás se interesen por ellos. Para aceptarse a sí mismos tienen que vencer y destruir a alguien al tiempo que se sienten superiores. Disfrutan con el sufrimiento de los demás y para afirmarse tienen que destruir.Es casi seguro que el manipulado tenga miedo a la ruptura por todo lo que ha arriesgado en el proceso.

Lo que el perverso envidia por encima de todo es la vida de los demás. Envidia los éxitos ajenos, que le hacen afrontar su propia sensación de fracaso. Es capaz de Actuar como competidor de los hijos de la pareja o de otras personas importantes en su vida ya sea en el plano afectivo como laboral. Ademas proyecta sobre su victima la culpa de todos sus conflictos.

No tiene ningún problema en utilizar estrategias de chantaje emocional, acoso emocional o incluso violencia física o verbal en el caso de que vea cuestionada su posición de poder.

Busca los puntos débiles de la otra persona (que conoce a la perfección) y aunque se encuentren reforzados intenta entrar por allí.

No pueden pasarse la vida sin criticarte a ti o a tus seres queridos. Esperan atemorizarte al hacerlo y salir reforzados en su creencia de que siguen teniendo el poder en la relación.

Ojo!Esperan que te defiendas para poder atacarte más y más. Te critican injustamente para que te justifiques, con lo que implícitamente les estás dando la razón o para que les respondas con otra crítica y les des pie a ponerte de vuelta y media.

El acoso empieza cuando una víctima reacciona contra el autoritarismo de la otra parte y no se deja avasallar.
La estrategia perversa no aspira a destruir al otro inmediatamente; prefiere someterlo poco a poco y mantenerlo a disposición. Lo importante es conservar el poder y controlar. El acosador es frío y malvado pero no de una forma ostensible que pudiera traerle problemas, sino que simplemente hace uso de pequeños retoques desestabilizadores que son difíciles de identificar. Es celoso y posesivo.

Un individuo perverso es permanentemente perverso. Se encuentra fijado a ese modo de ser, de relacionarse con el otro y no se pone en tela de juicio a sí mismo jamás. Estos individuos necesitan rebajar a los demás para adquirir autoestima y mediante esta, adquirir poder, pues están necesitados de admiración y aprobación.El perverso hace daño porque no sabe existir de otro modo, se le considera psicótico sin síntomas, que encuentra su equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no siente. No establece una relación verdadera, sólo puede crearla en un registro perverso, de malignidad destructora".Pasa de la fase de seducción a la de destrucción. No percibe sus contradicciones internas, no sufre, ni tiene sentimientos de culpa, ni hace depresiones que sirvan para reflexionar y elaborar su situación personal. Siente un placer enorme al ver sufrir a los demás, sobretodo cuando los somete y los humilla. La destrucción psicológica de la víctima es su triunfo, ya que de no conseguirlo, se produciría su propia autodestrucción.La victima con una autoestima que va decayendo, comienza a sentir distintos tipos de opresiones en medio de estados que se como presentan confusion, dudas, pero que tambien es el comienzo de una ruta hacia trastornos psicosomaticos, que iran progresivamente agravandose, con el transcurso del tiempo, mediante actos desestabilizadores como humillaciones, mentiras, insinuaciones corporales, o gestos que por si solos no necesitan de nada mas.


El acosador utiliza una serie de métodos para desestabilizar al otro, como por ejemplo: burlarse de sus convicciones, ideas o gustos; ridiculizarlo en público; dejar de dirigirle la palabra; ofenderlo delante de los demás o en privado; privarlo de cualquier posibilidad de expresarse; mofarse de sus con sus puntos débiles; hacer alusiones desagradables sin llegar a aclararlas nunca,atacar a sus hijos con criticas ;poner en tela de juicio sus capacidades de juicio y decisión, etc...

La agresión propiamente dicha es constante y se lleva a cabo sin hacer ruido, mediante alusiones e insinuaciones, sin que podamos decir en qué momento ha comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión. Se presenta continuamente y en forma de pequeños toques que se dan todos los días o varias veces a la semana, durante meses e incluso años. Basta que la víctima revele sus debilidades para que el perverso las explote inmediatamente contra ella.

El mensaje de un perverso siempre es voluntariamente vago e impreciso y genera confusión. Son precisamente estas técnicas indirectas las que desconciertan al interlocutor y hacen que éste tenga dudas sobre la realidad de lo que acaba de ocurrir.(En la pareja, sembrar la duda mediante alusiones, o guardar silencio sobre ciertos asuntos, es una hábil manera de atormentar al compañero, de reforzar su dependencia y de cultivar sus celos. Lo que pretende es paralizar a la pareja colocándola en una posición de confusión y de incertidumbre. Esto le libra de comprometerse en una relación que le da miedo).

Cuando un proceso de acosos se instaura, la víctima es estigmatizada. Se dice que el trato con ella es imposible, que tiene mal carácter o que está loca. Se considera que su manera de ser es la responsable de las consecuencias del conflicto.

Un verdadero perverso no suelta jamás su presa. Está persuadido de que tiene razón, y no tiene escrúpulos ni remordimientos. No suele alzar la voz, ni siquiera en los intercambios más violentos; deja que el otro se irrite solo para luego acusarlo de que la agresión va contra él y no al contrario, lo cual no puede hacer otra cosa que desconcertar: "Desde luego, ¡no eres más que un histérico que no para de gritar!".

Otro procedimiento perverso consiste en nombrar las intenciones del otro, o en adivinar sus pensamientos ocultos, con lo que el agresor da a entender que conoce mejor que la víctima lo que esta piensa.

Pero sin duda, el arte en el que el perverso destaca por excelencia es el de enfrentar a unas personas con otras, el de provocar rivalidades y celos. Esto lo puede conseguir mediante esas alusiones que siembran la duda, mediante mentiras que colocan a las personas en posiciones enfrentadas, o simplemente hace correr rumores que, de una manera imperceptible, herirán a la víctima sin que ésta pueda identificar su origen.

La fase de odio o violencia, empieza con toda claridad cuando la víctima reacciona e intenta obrar en tanto que sujeto y recuperar un poco de libertad. A partir de este momento abundarán los golpes bajos y las ofensas, así como las palabras que rebajan, que humillan y que convierten en burla todo lo que pueda ser propio de la víctima. Esta armadura de sarcasmo protege al perverso de lo que más teme: la comunicación.
Por otro lado. el perverso puede intentar que su víctima actúe contra él para poder acusarla de "malvada". Lo importante siempre es que la víctima parezca responsable de lo que ocurre. Ésta al principio se justifica, y luego se da cuenta de que cuanto más se justifica, más culpable parece.

La víctima se convierte en un chivo expiatorio responsable de todos sus males. El agredido piensa que si actúa con paciencia, el otro cambiará. No renuncia porque es incapaz de imaginar que no hay nada que hacer y que es inútil esperar algún cambio. Por lo demás, si abandona a su compañero, se sentirá culpable.Las víctimas parecen ingenuas y crédulas; como no se pueden imaginar que el otro es un destructor, intentan encontrar explicaciones lógicas y procuran deshacer los entuertos.
Frente a un ataque perverso, algunas personas se muestran primero comprensivas, intentan adaptarse: comprenden o perdonan porque aman o admiran.
Si aceptan la sumisión, la relación se instala en esta modalidad de una forma definitiva: la víctima se encuentra cada vez más apagada o deprimida y el agresor es cada vez más dominante y se siente cada vez más seguro de su poder..
El establecimiento del dominio sume a las víctimas en la confusión: o no se atreven a quejarse o no saben hacerlo. Éstas describen un verdadero empobrecimiento, una anulación parcial de sus facultades y una amputación de su vitalidad y de su espontaneidad. Aunque sientan que son objeto de una injusticia, su confusión es tan grande que no tienen ninguna posibilidad de reaccionar.
A la hora de afrontar lo que les pasa, las víctimas se sienten solas. ¿Cómo hablar de ello a personas ajenas a la situación? ¿Cómo describir una mirada cargada de odio o una violencia que tan sólo aparece en lo que se sobreentiende y en lo que se silencia?
El choque tiene lugar cuando uno toma conciencia de la agresión: se sienten desamparadas y heridas, todo se desmorona. Se instala un estado de ansiedad permanente.

Tras un determinado tipo de evolución del conflicto, se producen fenómenos de fobia recíproca: la visión de la persona odiada provoca una rabia fría en el agresor; la visión del perseguidor desencadena el miedo de la víctima. Se trata de reflejos condicionados, uno agresivo y el otro defensivo. El miedo conduce a la víctima a comportarse patológicamente, algo que el agresor utilizará más adelante como una coartada para justificar retroactivamente su agresión.

Para el perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Su vida consiste en buscar su propio reflejo en la mirada de los demás. El otro no existe en tanto que individuo, sino solamente como espejo.
Para vencer a este tipo de personajes, es prácticamente imposible. En todo caso, la víctima debe analizar el problema "fríamente", dejando de lado la cuestión de culpabilidad. Para ello debe abandonar su ideal de tolerancia absoluta y reconocer que alguien a quien ama presenta un trastorno de personalidad que resulta peligroso para ella y que debe protegerse.
Una de las reglas esenciales que debemos cumplir cuando nos acosa un perverso moral, es dejar de justificarnos. Todas las cosas que hagamos o digamos se pueden volver en contra nuestra.
Al principio, cualquier cambio de actitud tenderá a provocar un aumento de las agresiones y de las provocaciones. El perverso, tratará siempre de culpabilizarnos todavía más...

Cuando la víctima acude a una psicoterapia individual, lo hace por otras razones, alegando inhibiciones,ideas autodestructivas, depresión, fatiga crónica, cansancio por las mañanas, irritabilidad, ataques de pánico, insomnio, apatía, desinterés por la vida,falta de confianza en sí misma, incapacidad para tomar decisiones, ansiedad, son consecuencias de sufrir alguna de las formas de maltrato psicológico.El agresor no considera a la víctima como persona, sino como un mero objeto utilizable a su antojo.

La víctima se puede quejar de su compañero o de su circulo de relaciones, pero no suele tener conciencia de la existencia de esta terrible violencia subterránea y no se atreve a quejarse de ella. Es difícil entonces, incluso para el terapeuta, ver que se trata de una situación de acoso moral.



No te rindas!, ¡lucha!. La victoria siempre acaba acompañando a los que afrontan su trayectoria con valentía y decisión. La vida está plagada de detalles hermosos. Te están esperando. ¡Sal fuera de ti!. ¡Ánimo!.
INDICADORES DE VIOLENCIA
UNA MUJER ESTÁ SIENDO MALTRATADA
CUANDO SU PAREJA: ignora sus sentimientos con frecuencia.

la ridiculiza o la insulta en público o en privado.

utiliza su visto bueno como aprecio, afecto, premio o castigo.

la humilla en público o en privado con insultos, críticas, gritos, etc.

rechaza mantener relaciones sociales en su compañía.

le controla el dinero y toma todas las decisiones.

no le permite trabajar o la obliga a cargar con el peso económico del hogar.

no trabaja o no comparte el dinero.

la amenaza, con frecuencia, con abandonarla con irse con otra mujer o con hacerle daño a ella, a sus hijos/as o a su familia.

la acosa con asuntos que él imagina que ella está haciendo.

la manipula con mentiras y contradicciones.

no le permite tener amigos/as.

la obliga a mantener relaciones sexuales contra su voluntad



DEBES SABER


que el maltratador no sólo no va a cambiar, sino que cada vez se hará mas violento.

que quien dice que te quiere no se atrevería nunca a maltratarte ni a tí ni a tus/sus hijos/as.

que tú no eres la culpable de lo que te está pasando, sólo hay un culpable y ese es tu agresor.

que no hay ningún motivo que justifique la violencia hacia tí.

que los malos tratos que recibes son un delito y que, por lo tanto, puedes interponer una denuncia.

que el que te pega o te agrede verbalmente sólo lo hace por que quiere controlarte, dominarte y someterte.

que, aunque te sea difícil comenzar una nueva vida, es posible y tú te mereces vivir sin miedo, sin controles, sin sometimientos ni engaños.

que tú y tus hijos/as tenéis derecho a vivir en libertad y lejos de la violencia.

que se puede vivir sin violencia y que no todos los hombres maltratan. Sólo hace el cobarde y el que ,debido a su inseguridad y su miedo, se cree "mas hombre" utilizando contigo la violencia.

que existen profesionales preparados y preparadas para atenderte y escucharte sin juzgarte, para comprender tus indecisiones, tus miedos y angustias y que están ahí para cuando decidas acudir a ellos/as.

que no incumples el deber de convivencia y, por tanto, no es abandono de hogar, si, por motivos de seguridad u otra causa justificada, tienes que abandonar tu domicilio, siempre que en el plazo de 30 días realices cualquier actuación legal para solicitar la separación.



Perfil del victimario




• Persona mediocre.
• Manipulador.
• Tiene un complejo de inferioridad, que lo muestra con una superioridad externa.
• Alteración del sentido de las normas morales.
• No sigue reglas ni leyes.
• Falta de sentido de culpabilidad.
• Agresivo, compulsivo y mentiroso
• Gran capacidad de improvisación y creatividad.
• Se apropia de méritos ajenos.
• Rasgos sicóticos (sensación de desintegración, no existe un buen manejo del tiempo y espacio).
• Inestabilidad emocional.
• Profunda angustia existencial.

Los medios que emplean para esto son:

El lenguaje implicacional: Traspasar la responsabilidad. Ya hemos visto algunos ejemplos de cómo se expresan haciendo que sean los demás quienes asumen la responsabilidad por ellos. A esto lo he llamado "lenguaje implicacional".
"Tú mismo". También se puede traspasar la responsabilidad inhibiéndose, dejando claro que es la otra parte quien tiene que actuar.
"Nunca" tienen nada que perder. Al no arriesgar en la relación, el que pierde siempre es el otro. Sí que tienen algo que perder: El esclavo.
La proyección: Atribuir a los otros sus características, intenciones, deseos... negativos.
Ignorarte. Una forma cruel de maltrato psíquico, en el que te minimizan hasta el máximo.
Enfadarse. Una de las técnicas más efectivas para hacer sentir culpa. Y de sentirse culpable a actuar de la forma deseada por el culpabilizador...
Son los amos de la realidad. Sólo su punto de vista es el correcto. Ya vimos qué hábiles son para definir las reglas.
La difamación: Contar historias negativas sobre la persona-objetivo.


Les falta confianza en ellos mismos. Aparentan una autoestima de la que carecen. Son personas muy inseguras. Se sienten incómodos en todo tipo de relaciones, así que proyectan en los otros esa inseguridad y la compensan intentando hacer ver que sólo ellos son los que tienen la verdad.

Muestran intolerancia, dogmatismo, crítica destructiva e incluso agresividad física y verbal cuando su posición parece verse amenazada. Y también un deseo casi compulsivo de enterarse de todo para que la situación no se les escape de su control.

Temen al ridículo como a la peste, y cambian por completo cuando están rodeados de otras personas, al menos al principio. Después evitan activamente estas situaciones, y para justificarse se cabrean por cualquier cosa cuando se encuentran en una de ellas y juran no volver más, o bien vuelven a utilizar su proyección favorita y están constantemente criticando los errores que cometen sus personas significativas.

Sienten miedo ante la evaluación social. Necesitan dar una buena imagen. La inseguridad les lleva a ser muy temerosos en sus relaciones sociales. Aunque aparenten todo lo contrario, tienen un miedo atroz a la evaluación y se ponen nerviosísimos cuando se encuentran en un medio social amplio.



Si tienes una relación con ellos Corta. No van a cambiar.Te van a poner verde, te harán aparecer como la mala de la película y si tienes vínculos de dinero con ellos te sacarán hasta el último peso, pero vale más pobre que amargado de por vida. Y prepara las espaldas, porque van a convencer hasta a tu madre de que has sido una miserable aprovechadora.

Terminar una relación amorosa enfermiza es difícil pero no imposible. Algunos lo logran por sí mismos, otros requieren de ayuda. Lo importante es que usted se dé cuenta de que quién le quita su autoestima no va ser el que se la devuelva. Al contrario, en cada intento por restituir la dignidad perdida, quedará más dolido y devaluado. No gaste más tiempo ni energía. Atrévase, pierda el miedo. No sólo va a sobrevivir, sino que experimentará un intenso alivio. Se lo aseguro. Porque eso no es amor: es adicción.Todo amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está contaminado de codependencia. Ese tipo de amor patológico, de obsesión, es sumamente destructivo. Al no producir paz interior ni crecimiento espiritual, no lleva a la felicidad. Si una relación humana resulta perjudicial para la salud física, moral o espiritual, hay que cortar.


Kahlil Gibrán en El Profeta escribio : ``Amense uno al otro, pero no hagan un nudo de amor. Que sea más bien un mar que se mueve entre las costas de sus almas. Llenen la copa de su pareja, pero beban de su propia copa. Canten y bailen juntos, pero dejen espacio, como las cuerdas de una cítara están separadas, aunque vibran con la misma música. Den su corazón, pero no lo pierdan, porque sólo la mano de la vida puede contener sus corazones. Y permanezcan juntos, pero no demasiado, porque los pilares del templo están separados. Y el roble y el ciprés crecen, pero no en la sombra del otro''.

Flores hoy!
No es mi cumpleaños o ningún otro día especial;
tuvimos nuestro primer disgusto anoche y él dijo muchas cosas
crueles que en verdad me ofendieron.
Pero sé que está arrepentido y no las dijo en serio,
porque él me mandó flores hoy.

No es nuestro aniversario o ningún otro día especial;
anoche me lanzó contra la pared y comenzó a ahorcarme.
Parecía una pesadilla, pero de las pesadillas despiertas
y sabes que no es real;
me levanté esta mañana dolorida y con golpes en todos lados,
Pero yo sé que esta arrepentido;
porque él me mandó flores hoy.

Y no es San Valentín o ningún otro día especial;
anoche me golpeó y amenazó con matarme;
ni el maquillaje o las mangas largas podían esconder las cortadas
y golpes que me ocasionó esta vez.
No pude ir al trabajo hoy, porque no quería que se dieran cuenta.
Pero yo sé que esta arrepentido;
porque él me mandó flores hoy.

Y no era el día de las madres o ningún otro día especial;
anoche él me volvió a golpear, pero esta vez fue mucho peor.
Si logro dejarlo, ¿qué voy a hacer?
¿Cómo podría yo sola sacar adelante a los niños?
¿Que pasará si nos falta el dinero?
¡Le tengo tanto miedo!
Pero dependo tanto de él que temo dejarlo.
Pero yo sé que esta arrepentido,
porque él me mandó flores hoy.

Hoy es un día muy especial;
Es el día de mi funeral.
Anoche por fin logró matarme. Me golpeo hasta morir.
Si por lo menos hubiera tenido el valor y la fortaleza de dejarlo.
Si hubiera aceptado la ayuda profesional...
hoy no hubiera recibido flores.












En la Ciudad de Buenos Aires.
Por teléfono al 0-800-66- MUJER (68537). Esta línea corresponde a la Dirección General de la Mujer, que depende de la Secretaría de Promoción Social del Gobierno de la Ciudad. En esta línea atienden profesionales especializados las 24 horas.

En la Provincia de Buenos Aires.
Debe acudir a la comisaría más cercana o a centros de asistencia a víctimas del delito. Cada uno de los 18 Departamentos Judiciales de la Provincia de Buenos Aires cuentan con estos centros. Estos lugares brindan asesoramiento legal, atención psicológica y derivación médica y son el nexo entre la víctima y la Fiscalía que instruye la causa, esta se deriva luego al tribunal de Familia.
Por teléfono al 0-800-666-5065 de 9 a 16 hs. Esta línea depende del Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano.

Al 0-800-666-6466, las 24 horas, teléfono del programa “Cuida Niños”, dependiente del Consejo del Menor de la PBA. O directamente comunicarse con el Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano al 0221-429-6700 en el horario de 9 a 16 horas. Al consejo puede acudir personalmente, calle 116 entre 70 y 71, en La Plata.

Atención a los golpeadores
Hay un servicio de asistencia para golpeadores, dentro de la Dirección General de la Mujer. La atención se da con ciertos recaudos ya que no todos los violentos son tratables psicológicamente y no todos están dispuestos a recibir ayuda. El teléfono de la Dirección es 0-800-66- MUJER (68537).

La denuncia judicial.
Debe acudir a la comisaría más cercana a su casa. La policía conoce los lugares donde derivarla. Puede también recurrir a una fiscalía de turno, llamar o ir a centros de atención a la mujer dependiendo de la gravedad del caso.
Si la persona agredida está lastimada será es derivada a un hospital y se le dará aviso a las autoridades que corresponden.

DONDE PEDIR AYUDA. Instituto Social y Político de la Mujer. Asesoramiento jurídico. Tels.: 4812-1395/4813-2654. E-mail: Ispm@netizen.com.ar. Web site: www.ispm.org.ar. Oficina de asistencia integral a la víctima del delito. Procuración General de la Nación. Tels.: 4952-8629/9980. Orientación jurídica, psicológica y social. Consejo Nacional de la Mujer. Asesoramiento y derivación de casos. Tels.: 4345-7384/5/6. Web site: www.cnm.gov.ar . Servicio telefónico de violencia familiar. Dirección General de la Mujer. Atención las 24 horas. Tels.: 4393-6446/ 4393-6447 y 0800-66-68537. E-mail: mujer@buenosaires.gov.ar. Orientación a la víctima. Policía Federal. Tel.: 4370 5800, interno 1702. Departamento de Violencia de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. Tel.: 4962-4306