domingo, 14 de diciembre de 2008

Crueldad mental, por Corina Ríos

“Crueldad mental”: Crueldad, ferocidad, encono, saña, hecho de ensañarse, encarnizarse,

cebarse o deleitarse, causando el mayor daño y dolor posibles a quien ya no está en

condiciones de defenderse (1)

Alguna vez he escuchado que para que exista un perverso tiene que haber un masoquista del

otro lado.
Lacan asegura que el masoquista parece ofrecerse al gozo del “otro”, pero en realidad lo

que pretende es su angustia.
Así mismo, Lacan dice: “la intención sádica” no es tanto que persiga el sufrimiento del

otro/a… Lo que persigue es su angustia.

¿Qué es la angustia?

Para Lacan y Freud, es un afecto y por lo tanto no está reprimido, sino desenganchado de

los significantes a los que se liga.
La estrategia del perverso es sostener que él no está sujeto a ley alguna [2]

La crueldad mental tiene dos variables, la crueldad en el trato con el otro, maquinada

mentalmente que es la llama del sadismo y la perversión, y la crueldad de la mente de

ciertos individuos.
Esto significa que su pensamiento es cruel.
Que lo que proyectan, idean y piensan está teñido de crueldad.
Es un ingrediente necesario a su mente.

Como que las cosas más insignificantes y cotidianas de la vida las pintan con su crueldad.
Es una actitud interior, es una forma de vida, un modelo de relación.

Cualquier actitud que tomen, debe ser cruel…
Si debo decir algo, no sólo lo digo sino que le agrego crueldad al discurso.
Si debo imponer algo, lo impongo de la manera más cruel que se conoce.

La crueldad es la conducta ausente de bondad.
No tiene dignidad ni armonía y tiende a imponer caprichosamente el deseo morboso de ser

respetado por el temor. Por el temor a la crueldad que puede imponer (1).