“Crueldad mental”: Crueldad, ferocidad, encono, saña, hecho de ensañarse, encarnizarse,
cebarse o deleitarse, causando el mayor daño y dolor posibles a quien ya no está en
condiciones de defenderse (1)
Alguna vez he escuchado que para que exista un perverso tiene que haber un masoquista del
otro lado.
Lacan asegura que el masoquista parece ofrecerse al gozo del “otro”, pero en realidad lo
que pretende es su angustia.
Así mismo, Lacan dice: “la intención sádica” no es tanto que persiga el sufrimiento del
otro/a… Lo que persigue es su angustia.
¿Qué es la angustia?
Para Lacan y Freud, es un afecto y por lo tanto no está reprimido, sino desenganchado de
los significantes a los que se liga.
La estrategia del perverso es sostener que él no está sujeto a ley alguna [2]
La crueldad mental tiene dos variables, la crueldad en el trato con el otro, maquinada
mentalmente que es la llama del sadismo y la perversión, y la crueldad de la mente de
ciertos individuos.
Esto significa que su pensamiento es cruel.
Que lo que proyectan, idean y piensan está teñido de crueldad.
Es un ingrediente necesario a su mente.
Como que las cosas más insignificantes y cotidianas de la vida las pintan con su crueldad.
Es una actitud interior, es una forma de vida, un modelo de relación.
Cualquier actitud que tomen, debe ser cruel…
Si debo decir algo, no sólo lo digo sino que le agrego crueldad al discurso.
Si debo imponer algo, lo impongo de la manera más cruel que se conoce.
La crueldad es la conducta ausente de bondad.
No tiene dignidad ni armonía y tiende a imponer caprichosamente el deseo morboso de ser
respetado por el temor. Por el temor a la crueldad que puede imponer (1).