martes, 23 de junio de 2009

Amor y dolor Merlina Meiler

Te cuesta entablar una relación profunda con alguien, aunque lo que más desearías es tener una pareja estable con quien compartir tu vida y planificar un futuro de a dos. Pero la sola imagen de tan idílica situación te provoca miedo, inseguridad, te sientes demasiado vulnerable, temes sufrir... ¿sabes que tienes "anclados" amor y dolor en el mismo lugar?

Las experiencias traumáticas marcan nuestras vidas, tanto si las recordamos tanto si las recordamos como si no sabemos qué las han causado. Son las tan conocidas "anclas negativas": vemos una pintura que nos recuerda algún momento triste, o escuchamos una canción que nos trasporta a otra situación de dolor, incluso un perfume puede hacernos recordar a alguien que ya no está a nuestro lado. Algunas están muy marcadas y han sido provocadas por situaciones que tenemos muy presentes: la pérdida de un ser querido, un abandono, un engaño. Hay otras que no recordamos y que también tienen un efecto poderoso en nuestra manera de actuar aquí y ahora.

Quienes hemos pasado por tales experiencias desarrollamos la capacidad de separarnos emocionalmente de situaciones difíciles o que de algún modo requieren de nuestro compromiso emocional, y así vamos creando la estructura de nuestra personalidad. Somos exitosos en distintas áreas de nuestra vida, como la profesional, la académica, incluso la social, ya que somos populares con nuestros amigos o en la comunidad, pero carecemos de las herramientas necesarias para construir una pareja sólida porque nos da miedo e incluso pánico sufrir nuevamente si nos involucramos en profundidad con alguien desde el amor: ya lo hemos experimentado, y la sola idea nos genera dolor. Tenemos anclas que se disparan a nivel inconsciente, pero el lado poco feliz es que al alejarnos de la idea del dolor que nos provocaría una ruptura o un engaño si entregamos nuestro corazón a otra persona nos estamos alejando también de la posibilidad de enamorarnos plenamente y de vivir experiencias que enriquecerían y llenarían de satisfacción nuestra vida personal. Nuestro inconsciente ancló amor y dolor simultáneamente en algún punto.

PASOS A SEGUIR

¿Cuál es el camino de retorno hacia una vida feliz y plena? Ya has dado el primer paso, te has dado cuenta, a nivel consciente, de lo que está sucediendo.

El segundo paso es el de volver a la situación anterior a la que te provocó que asociaras amor y dolor. O sea, ¿te acuerdas de cómo eras antes, cuando eras pequeño o más joven y no tenías estos conflictos? Lo que harás es conectarte nuevamente con ese estado inicial de capacidad de amar, confianza y plenitud que en algún momento de tu vida tuviste y después las circunstancias te hicieron modificar. No es importante que recuerdes precisamente qué hecho lo produjo, es más, puede que consideres que es uno y tal vez la experiencia traumática fue otra que tu consciente no recuerda, pero que tu inconsciente sí.

Entonces, el objetivo es recrear tu capacidad de enamorarte plenamente, la tienes dentro de ti, intacta, en un momento del pasado. Te propongo que lo hagas ahora, revívela, rememórala, siente cómo eras en esa época de inocencia. Y que por unos días, dos o tres por ejemplo, recrees y te reconectes con tu capacidad de sorpresa, de amar, de confiar que tenías cuando eras niño (o niña). Sólo por unos días, abre tus sentidos, cree, confía, ama, sueña, ríe, disfruta...