martes, 23 de junio de 2009

Los que ya no están Merlina Meiler

A todos en nuestra vida nos toca, en determinado momento, despedirnos de algún ser querido. Algunos tienen la enorme fortuna de hacerlos de grande, a otros nos toca de más pequeños. Creo que a cualquier edad en la que nos suceda la medida del dolor es igual, ya que no estamos preparados para enfrentarnos a semejante vacío.

Sabemos de manera consciente que el despedirnos de nuestros mayores en algún punto de nuestro recorrido de vida es algo que por ley natural sucederá. Probablemente hayamos discurrido montones de veces acerca de este instante temido. Le dimos vueltas en nuestra cabecita tratando de imaginar cómo seguiríamos viviendo, cómo serían las cosas, y sin embargo nada se parece a la realidad cuando ese momento llega. Todo lo que hayamos elucubrado e incluso planificado quedará cegado por el dolor y por reacciones que tal vez hasta parezcan incomprensibles.

En un primer momento puede ser que experimentes un gran dolor y que no sepas bien qué hacer ni cómo seguir adelante. Créeme que encontrarás el camino mucho antes de lo que te imaginas, se ha producido un cambio importante en tu entorno y hasta que las cosas se acomoden de acuerdo con el nuevo orden, va a haber un período de adaptación lógico. Permítete expresar tus sentimientos de la manera que necesites hacerlo, ya que sólo tú conoces el mejor modo de exteriorizar lo que te está pasando ahora.

Se dice que al perder seres queridos queda un vacío muy grande en nuestra vida. Pues te voy a cambiar la imagen, ya que no es así completamente. Déjame decirte que es bien real que se produce cierto vacío, pero es parcial solamente. No veremos más a ese ser tan allegado a nosotros, esto sí que es una realidad, y también es cierto que dentro de nosotros quedará su memoria viva para siempre. Podremos evocar una y mil veces los momentos que pasamos juntos, y, en especial, podremos conectarnos desde los sentimientos con todo lo que esa persona nos hizo sentir, mientras tuvimos la felicidad de que estuviera a nuestro alrededor. Al conectarte con tu capacidad de percibir lo mismo que sentías con la cercanía de esta persona, o con sus palabras, verás que cuentas con la posibilidad de sentirte cerca de su alma permanentemente.

Evocar los sentimientos que nos producían los ratos compartidos, con sus peculiaridades, nos hará entender que esas sensaciones nos pertenecen en su totalidad, ya que estamos llenos de las emociones que esta persona aportó a nuestra existencia. Tal vez al recordar trozos de la vida que compartimos aparezca algún momento que preferirías que no hubiera sucedido, o que te produce cierto pesar, pues bien, al recordarlo te darás cuenta de que sólo es una parte más de la vida, no todas son rosas, siempre encontramos "una de cal y una de arena" en las relaciones humanas. Tal vez (y aunque no te hayas percatado de ello) los momentos difíciles enriquecieron esta relación y por eso hoy esta persona significa tanto para ti. Es bueno que así sea, los seres pasan a nuestro lado por algo, y seguramente a quien hoy añoras jugó un papel importante en tu vida.

Con el tiempo, los cambios que se producirán inexorablemente se asentarán y hallarás otra forma de ver la vida y de encarar el futuro. Las emociones, las enseñanzas y todo lo bueno que esta persona hizo quedarán grabados dentro de ti. Ya sabes que hay algo que nadie podrá quitarte nunca, y es el sentimiento único que vive hacia la persona que partió. Y esto sí que es algo bueno y positivo.